martes, 15 de febrero de 2011

Una de las cosas que quería ver en Roma era la Boca de la Verità.Se trata de una gran disco de mármol, quizás una antigua fuente romana que representa una cara con la boca abierta.Dicen los romanos que es el dectector de mentiras más antiguo que existe, pues si el que mete la mano en la boca miente, se queda sin mano.Cuenta una de las versiones de la historia que en la antigüedad un hombre acusó a su mujer de serle infiel. Al negar ella repetidamente las acusaciones el hombre decidió someterla a la prueba de la Bocca de la Verità, ya sabía que aquel que metiese su mano dentro de la boca y dijera una mentira se quedaría sin ella.La mujer sabía que mentía, por lo que ideó una estratagema para encontrarse con su amante en un lugar concurrido. Él la besaría y ella se haría la sorprendida y se molestaría, dando a entender que no conocía a aquel hombre que se atrevía a robarle un beso.Con esto, consiguió engañar a la Bocca de la Verità, ya que no era ninguna mentira el afirmar que jamás había besado a otro hombre que no fuese su marido y aquel que la besó sin su consentimiento.


La leyenda ha llegado hasta la actualidad, y la mayoría nos sentimos temerosos al meter la mano dentro de la boca de tan majestuoso medallón. Al fin y al cabo, todos somos uno poco mentirosos..Metí la mano y la saqué indemne...os dejo obtener la conclusión lógica......

jueves, 10 de febrero de 2011

Roma...Villa Adriana

Ante unos deseos irrefrenables de visitar Pompeya, como sucedáneo, me decidí por ir a Villa Adriana- A unos 23 kilómetros al oeste de Roma, en la antigua Tibur (hoy Tívoli), se encuentra la más grande villa imperial romana. Para que os hagáis una idea, aquí os pongo la foto de la maqueta que recrea como sería la villa en tiempo de Adriano.

Fue construida en el siglo II por el emperador Adriano, segundo emperador romano de origen hispano, quien pasó en ella los últimos años de su vida.Esta espléndida residencia refleja el espíritu culto y refinado de su mentor.

La Villa incluye calles, fuentes, bibliotecas, teatros, termas y templos. Entre sus edificaciones se destacan: una isla artificial o teatro marítimo, rodeado por una anillo de agua, a la que se accede a través de dos puentes levadizos de madera .

El Pecile, un patio con una piscina central de más de cien metros de largo, ámbito pensado para los paseo que los médicos recomendaban dar después de cada comida;.

Las Termas Pequeñas, destinadas a las mujeres, y las Termas Grandes, menos refinadas, destinadas a los hombres; y el Canopo, un hermoso lugar de descanso con una importante piscina central.

En tiempos de Adriano, la Villa se hallaba adornada por algunas de las estatuas más importantes de la antigüedad. Muchas de ellas se encuentran expuestas hoy en distintos museos de Europa.

Tuve el privilegio de estar todo el día...¡ completamente solo!....De ahí las fotos " autorrealizadas".Un martes de diario no era el día más apropiado para las visitas multitudinarias. Horas y horas contemplando los magníficos restos...

viernes, 4 de febrero de 2011

Roma.. Vaticano

La visita al Vaticano, siempre tiene un no sé que de impronta reverencial.

 Estar ante la majestuosidad de la Basílica, arrimarse a la columnata de Bernini, pasar junto a la Guardia Suiza...da un poco de "miniaturización", permitidme la palabreja. Peo no olvidéis que el Vaticano es un estado, con toda su corte de funcionarios.

Me despisté un tanto de la ruta turísitica y pude contemplar, antes de que me llamaran al orden, la trastienda , con sus problemas de aparcamiento entre las nobles paredes de los palacios ¡ la modernidad!
Me propuse visitar primero los Museos Vaticanos. Tuve suerte y no hice cola, pero aún así, me vi inmerso en una multitud de personas que fuimos elevados hacia lo alto, hacia la "luz"...

¿Habríamos perecido y nos acercábamos al túnel con su luz de Juicio Final?..¡ De eso nada, aterrizamos de golpe en el "merchandising vaticanus"..se vende de todo, medallas, recuerdos, fotos, bendiciones, rosarios, postales...

Haciendo caso omiso de los cantos de sirena mercantiles, me lancé de cabeza ( es un decir) a contemplar la Capilla Sixtina. Sería una de las cuatro veces que la visité en el día.Los guardias al final, ya me miraban raro. No puedo ofreceros fotos de la Capilla, porque estaba terminantemente prohibido ( os supongo conocedores de las pinturas...). Más tranquilo, comencé a recorrer, uno por uno, los diferentes museos que conforman el conjunto: el Gregoriano Egipcio, el Chiaramonti, la Galeria Lapidaria, el Braccio Nuovo. el Pio Clementino, el Gregoriano Etrusco, las Estancias de los Borgia, las de Rafael, el museo de Carruajes Papales...¡ Todo un lujo!.

Tener delante de ti, a un palmo, obras de arte que has visto una y mil veces en los libros de texto, cuando estudiabas Historia es alucinante. Caminar por las habitaciones en las que los Borgia.. Borja...il catalanni, (como les llamaban los romanos), preparaban sus intrigas, las estatuas griegas de filósofos y guerreros...todo, todo, era un premio gordo.

Siete horas permanecí en los museos, recorriendo una y otra vez las diferentes salas. Una señal me llamó la atención..." Al Archivo Secreto ¿ Secreto?.

Me vinieron a la mente las escenas de la película del Código Da Vinci ¡ emoción!. Seguí las señales, que se juntaron con otras " A la Sala del Sigilo! ¡ emoción! ¡ Secreto,Sigilo..! ¡ Mi gozo en un pozo, de nuevo me llevaron a la "merchandising zone". Los secretos del Vaticano están guardados en profundas bóvedas, debajo de la Basílica de San Pedro, lejos de miradas y oidos indiscretos, custodiados por gentiles guardianes con uniformes más gentiles todavía.



Cansado, rendido, ahito de tanto arte abandoné la Ciudad Vaticana

bajando por la majestuosa escalera de Bramante, teniendo como última visión el Obelisco que guía a los miles de peregrinos.

martes, 25 de enero de 2011

Roma..."¿Quo vadis, Domine?

La leyenda cuenta que Pedro el apóstol, huía de la ciudad de Roma, donde eran perseguidos los cristianos. En la vía Apia, se encontró a Jesús que iba en dirección a la ciudad. Extrañado Pedro le preguntó: Quo vadis, Dómine? ( ¿Dónde vas, Señor?...Jesús le respondió..." A padecer por segunda vez, ya que tú no quieres afrontar la prueba de tu fe"..Avergonzado, Pedro volvió sobre sus pasos y fue crucificado junto al Coliseo...


El viajero dedicó una mañana a hacer una de las cosas que másd le gustan: senderismo. pero un senderismo especial, a lo largo de la Vía Apia.Esta era uno de los principales caminos que comunicaban Roma con todo el Imperio. Empecé a andar junto a las catacumbas. Fue extraordinario. Imaginaos una calzada romana, en la que todavía existe la summa costra ( las piedras que la cubrían).

A lo largo de varios kms, a un lado y a otro de la via, los mausoleos romanos...Sólo se podía enterrar a las afueras de la ciudad, a lo largo de las vías....

La tumba de Cecilia Metella,la de Rómulo, el mausoleo de los Curiáceos, el circo de Magencio, el campo del Bove,

estelas funerarias, tumbas, cenotafios, acueductos...todo ello, entre verdes praderas e hileras de  pinos y cipreses...

Caminar por la via Appia Antica, enviciaba como las pipas...un km, y otro, y otro...Al final me alejé tanto que al volver la vista atrás vi que el regreso se me haría fatigoso...

 Menos mal que encontré una parada de autobús que me llevó a las afueras de Roma, donde pude conectar con el metro que me dejó de nuevo en el centro de la ciudad..

viernes, 21 de enero de 2011

Entre lobos

 El viajero había estado contemplando en el museo del Palatino, la estatua más emblemática de la antigua Roma: la Loba Capitolina, aquella que, según la leyenda, amamantó a Rómulo y Remo. La escultura es magnífica.

Al salir del museo, me dirigía a la Columna de la Loba, otra representación de la leyenda, más pequeña...me recordó al Torico de Teruel, por lo mínima, encima de la columna.

Mirándola estaba cuando, me vuelvo y....¡ no podía dar crédito a mis ojos!...un lobo me estaba mirando con ojos...¿golosos?...¿amenazadores?...¿curiosos?...¡ Si, un lobo!. ¡Allí, en el centro de Roma!...Adjunto la prueba gráfica...

¿Explicación?: según el dueño que lo llevaba, era un lobo de los Cárpatos que tenía por mascota...Se ve que en Italia eso es posible. Ante mi admiración, me explicó que lo tenia hacía un año y que cuando fuera más grande, ya no podría llevarlo suelto...¿Entendéis ahora el título de la crónica?

miércoles, 19 de enero de 2011

Roma...caput mundi

¡Oh Roma en tu grandeza, en tu hermosura,
huyó lo que era firme y solamente
lo fugitivo permanece y dura!...

Estos versos de Quevedo, resonaban en mis oidos cuando, puesto el pié en Roma, empecé mi viaje en el tiempo. Si esperas una crónica de carácter turístico, no sigas leyendo. No he ido a Roma como turista, sino como viajero. Y este término " el viajero", lo copio de Cela en su "Viaje a la Alcarria" y es el que utilizaré en ésta y en las siguientes crónicas romanas.
Turista es el que llega, mira, dice "¡Qué bonito"! y se va a ver otra cosa. El viajero, llega, se sienta, medita y consigue introducirse en la historia del lugar...Y es que he tenido el privilegio de "sentir" el Arte y la Historia, pues cada uno de ellos se manifestaron a lo grande en esta ciudad.
El viajero ha podido contemplar la Roma incendiada desde la Domus Aurea de Nerón... ha escuchado las broncas constantes entre Miguel Angel y Julio II en la Capilla Sixtina...ha podido ver como era asesinado Julio César a las puertas de la Curia...ha recorrido admirado Villa Adriana en Tívoli...pudo contemplar desde lo alto del Castelo de Sant Angelo como las tropas mercenarias de Carlos V, saqueaban Roma...disfrutó de la mirada insinuante de la Fornarina, mientras era  retratada por Rafael...Ha caminado junto a las legiones romanas por la Via Apia...ha asistido a los entierros de mártires cristianos en las catacumbas de San Calixto...se ha emocionado junto a las Fosas Ardeatinas, allí donde los nazis masacraron a casi 300 inocentes...ha disfrutado del privilegio de contemplar en solitario la Pietà y el Moisés de Miguel Angel...ha visto la agonía del Galo Moribundo en el museo del Palatino...ha escuchado el rugido feroz de la muchedumbre en el Coliseo...ha presenciado las arengas de Mussolini a sus camisas negras  desde el Palazzio Venezia...Todo ello ha sido tan extraordinario que, dada mi afición a las crónicas, tendré que ir parcelando  la experiencia, escribiendo de cuando en cuando lo disfrutado, sentido, aprendido y vivido.